Párrafo hacia el colegio de Nutricionistas (TSD: Técnico Superior en Dietética y DN: dietista nutricionista):
El "problema"
que tenéis con los TSD, hacéroslo mirar. Se llama "complejo", creo.
Sabemos que las competencias son muy, muy parecidas. Pero no es culpa de
los TSD. Luchad por igualar para arriba, no para abajo. Luchad por más competencias para vosotros (¿nosotros?) no por hundirlos a ellos ni porque desaparezcan. Que aunque se extinga el título, los TSD vamos a estar ahí hasta que se jubile el último, ¡¡qué no ganáis nada!!.
La realidad es que
la mayoría de TSD podemos plantar cara sin mayor problema a un DN en lo
laboral, porque estamos (en general) muy bien formados, de hecho en la
práctica mejor que muchos DN recién egresados. Y porque la formación universitaria en NHyD es bastante mala (en general, de nuevo)
y a la hora de la verdad no hay tanta diferencia en conocimientos y
habilidades. Os puede joder en el alma, pero la realidad es esta.
Se contratan técnicos, no porque sean más baratos, si no porque sacan el trabajo IGUAL en la mayoría de casos. Que las empresas no son tontas, la administración tampoco, no van a pagar una miseria menos por alguien que no puede hacer el trabajo o que lo hace mal. Asumidlo, los TSD valen, controlan, curran bien.
Si os queréis distanciar de ellos, luchad
por vuestra (¿nuestra?) excelencia, exigid mejor formación, pedid
cambios legislativos pero que os "suban" a vosotros, no que nos anulen a
nosotros.Y yo lo apoyaré. Pero mientras la lucha sea dar mensajes sesgados sobre los TSD ("necesitan supervisión"
majos, leeros las competencias de autonomía del RD y llorad),
ignorarlos, desprestigiarlos, mandarles cartas certificadas de
intrusismo y no apoyar una manifestación nacional porque no queréis haceros la foto con ellos, mientras eso pase yo os seguiré llamando poco elegantes. Porque me da vergüenza ajena.
Los DN no sois (¿somos?) así. No permitais que lo sean vuestras instituciones.
La salud y la enfermedad han sido preocupación constante del ser
humano a través del tiempo y el espacio. La historia nos revela que, en
un principio, el mantenimiento de la salud y la recuperación de la
enfermedad era un atributo de los dioses. Con el tiempo, cada cultura
desarrolló sus propios intermediarios (ej., druidas, brujos, hechiceros,
chamanes) entre los dioses y los pacientes, proporcionando remedios que
unían la espiritualidad, la magia con la física y la química. Hoy en
día, la medicina que predomina es la química y como parte de esa química
está la nutrición.
Probablemente no haya habido ningún momento en la historia en el que
se haya hablado más, a nivel popular, de la relación entre nutrición y
salud. Esto ha dado lugar a cantidad de mitos nutricionales y soluciones milagrosas
que rivalizan en atrevimiento, pero quizá no en efectividad, a las de
los magos y brujos de antaño. Las dietas milagrosas no son, por lo
tanto, un producto del siglo XXI. De hecho, tuvieron un auge en la
segunda mitad del siglo XIX y muchas de las dietas propuestas hoy en día
no son más que regurgitaciones de las que hace varias generaciones ya
captaron la atención de nuestros antepasados. En resumen, siempre ha
habido dietas milagrosas, y consecuentemente, nunca las ha habido, ya que ninguna ha sobrevivido la prueba del tiempo, y al igual que las modas, las dietas aparecen, desaparecen, y vuelven a aparecer cuando ya nadie se acuerda de sus reencarnaciones anteriores.
Paradójicamente, este fenómeno de las dietas milagrosas y el mantenimiento de ciertos mitos ha ocurrido en el contexto de grandes avances en la investigación relacionada con la salud
y, lamentablemente, en algunos casos, debido precisamente a que algunas
de esas investigaciones han ido temporalmente por el camino equivocado o
debido al aprovechamiento equivocado e indebido por parte de algunos
charlatanes de dichos avances científicos.
La realidad es que las recomendaciones nutricionales que las
sociedades médicas proponen hoy en día para el mantenimiento de la salud
no difieren sustancialmente de aquellas que hace milenios propusieron
los padres de la medicina moderna, bien sea en Egipto, en la India, en
la China o en el Mediterráneo. Además, hemos de tener siempre presente
que la nutrición es un componente más de la vida saludable. Por ello,
hemos de tener presente e implementar el significado etimológico de la
palabra dieta que connota estilo de vida. En relación a
la nutrición, estas investigaciones de las que hablaba han venido a
corroborar muchas de las tradiciones populares, al demostrar que no solamente es importante lo que comemos y cuánto comemos, sino también, cómo, cuándo, dónde y con quién lo hacemos.
Si tuviera que definir qué hay realmente nuevo bajo el sol en lo que
se refiere a la nutrición y la salud, me inclinaría primero por la
transición del empirismo al conocimiento de los mecanismos por los
cuales determinados alimentos favorecen más o menos a nuestra salud, y
segundo, la capacidad cada vez más cercana y real de predecir qué
alimentos y en qué proporción son los que van a ser más efectivos en
cada uno de nosotros. Es decir, la personalización basada en el
genoma y que en el futuro implicará también conocimientos relacionados
con la epigenética y la microbiota, entre otros. Mientras
esperamos a que estas novedades alcancen la madurez y solidez para que
sean parte de nuestra vida diaria, tomemos las riendas responsablemente
de nuestra propia salud. Seamos conscientes mediante la observación de
aquellos alimentos o hábitos que nos hacen sentir mejor o peor,
potenciemos los primeros y limitemos los segundos y no adoptemos cambios
bruscos sin consultar con los profesionales de la salud. Con respecto a
ese segmento cada vez más grande de la población, que se preocupa por el aumento de peso, recordemos que éste no ocurre por accidente, sino que lo trabajamos día a día,
así que utilizar la balanza frecuentemente puede ser la mejor arma
preventiva y un buen incentivo para corregir nuestras desviaciones antes
de que sea demasiado tarde.
*José María Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y
Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la
Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética, director
científico del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación
(IMDEA) e investigador colaborador senior en el Centro Nacional de
Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).
Hoy decidí crear este blog para poder estar en contacto con todos
aquellos interesados en la salud y más concretamente en la alimentación,
algo crucial en nuestras vidas desde el primer momento y que, si
ponemos un poco de nuestra parte, podemos conseguir que sea una
herramienta útil para mantenernos jóvenes y activos siempre.
Como dietista voy a tratar de ayudar a quienes estén dispuestos a
aprender a comer y a hacer de ello una forma de vida. El objetivo final
es que cada uno de vosotros sepáis valorar los alimentos que el mercado
ofrece y aprendáis a usarlos en su oportuna ocasión. No hay dietas
milagrosas ni productos mágicos, por ello necesitáis que una profesional
os ayude en el proceso y os guíe para mejorar. El camino no ha hecho
más que empezar...¿ te apuntas ?
Decidí crear este blog para poder estar en contacto con todos
aquellos interesados en la salud y más concretamente en la alimentación,
algo crucial en nuestras vidas desde el primer momento y que, si
ponemos un poco de nuestra parte, podemos conseguir que sea una
herramienta útil para mantenernos jóvenes y activos siempre.
Como dietista voy a tratar de ayudar a quienes estén dispuestos a
aprender a comer y a hacer de ello una forma de vida. El objetivo final
es que cada uno de vosotros sepáis valorar los alimentos que el mercado
ofrece y aprendáis a usarlos en su oportuna ocasión. No hay dietas
milagrosas ni productos mágicos, por ello necesitáis que una profesional
os ayude en el proceso y os guíe para mejorar. El camino no ha hecho
más que empezar...¿ te apuntas ?