( extraido de http://www.alimentacionsaludable.es/noticias/noticia.asp?id=215 )
La revista americana Open Heart
dedicada a la publicación de investigaciones relacionadas con la salud
cardiovascular abrió el mes de julio con un interesante editorial que
invita a reflexionar.
Un nuevo editorial publicado en la revista Open Heart firmado por cardiólogos y epidemiólogos de Reino Unido y EE.UU. pone el acento del debate de la promoción de la salud en la necesidad
de promover el aspecto positivo de las propiedades saludables de los
alimentos en vez del aspecto negativo de la cantidad de calorías de los mismos.
A
pesar de que las enfermedades cardiovasculares se desarrollan durante
largos periodos de tiempo dando la cara a partir de los 50 años, pequeños cambios en el estilo de vida en cualquier momento suponen una mejora visible en muy corto espacio de tiempo.
El ejemplo más claro es el abandono del tabaco, pero tal como remarcan
estos expertos, también el realizar pequeños cambios en la dieta que no
tienen que pasar por comer la mitad de lo que comíamos, sino por cambiar
determinados alimentos sustituyéndolos por aquellos con propiedades
protectoras para el corazón. Y esto es observable tanto a nivel
individual como a nivel poblacional.
A
modo de ejemplo, sólo con aumentar el contenido de ácidos grasos omega 3
comiendo más pescado azul, nueces y usando aceite de oliva virgen extra
para cocinar, se reduce la muerte por todas las causas y más aún por
accidente cardio- o cerebro-vascular tal como han demostrado múltiples
estudios sobre la dieta mediterránea.
Las
últimas décadas, sobre todo al comienzo de constatarse la epidemia de
obesidad, la comunidad sanitaria dedicó demasiada atención y tiempo al
control calórico de las dietas de sus pacientes con el fin de reducir o
mantener el peso de los mismos a lo considerado ideal para su estatura y
edad.
Estos
expertos ponen un ejemplo claro que apoya su idea y es que el consumo
de una bebida diaria azucarada aporta 150 calorías cada día pero
numerosos estudios asocian su consumo diario con un aumento
significativo del riesgo de diabetes tipo 2. Sin embargo, el
consumo diario de un puñado de frutos secos (nueces, almendras y
avellanas) o cuatro cucharadas de virgen extra el aceite de oliva,
aportaría cuantitativamente más calorías pero se asocia con una
reducción significativa del riesgo de ataque cardíaco y accidente
cerebrovascular. Según describen los epidemiólogos
estadounidenses, se estima que si todo el mundo consumiera dos porciones
de frutos secos a la semana, se podrían evitar 90.000 muertes por
enfermedades cardiovasculares.
Los autores mencionan también otro estudio conocido como “Action for Health in Diabetes trial”
en el que se trató a personas con diabetes mediante una dieta baja en
calorías y aumento del ejercicio físico. Tras más de 13 años de
seguimiento de la salud de estos pacientes se concluyó que, a pesar de
la significativa bajada de peso, las personas diabéticas no habían
reducido su riesgo de padecer una enfermedad vascular.
Por todo ello, es indispensable que todos
los promotores de salud, tanto médicos, enfermeros, nutricionistas,
como también los organismos sociales y gubernamentales, cambien el foco
de sus campañas de las calorías enseñando a pacientes y población
general a conocer y valorar los beneficios para la salud de los
alimentos y de su combinación de forma que los elijan
preferentemente en vez de estigmatizar otros alimentos por su contenido
calórico, lo que según su opinión, ayudaría sustancialmente a reducir la
obesidad y sus enfermedades asociadas.
Según
detallan los autores, la evidencia apoya la idea de que la mala
alimentación tiene más responsabilidad en el desarrollo de estas
enfermedades que la inactividad física, el tabaco y el alcohol juntos.
Dado que la epidemia de obesidad le cuesta al estado inglés más de
millones de libras anuales, a los que se deben añadir los 20 millones
relacionados con la diabetes y se prevé que se duplique en los próximos
20 años. Similares gastos representan para los demás sistemas de salud
del resto de países, por lo que políticas que inviertan en
educación nutricional, así como subvenciones a los alimentos saludables
como frutas, verduras, pescado, frutos secos, aceite de oliva, etc.,
saldría rentable a largo plazo.
Referencia: Malhotra et al.
It is time to stop counting calories, and time instead to promote
dietary changes that substantially and rapidly reduce cardiovascular
morbidity and mortality. Open Heart, 2015; 2: e000273.
Disponible en: http://openheart.bmj.com/content/2/1/e000273.full.pdf+html